jueves, 16 de abril de 2020

Islandia - Costa Norte, hasta los fiordos del noroeste.

Para salir de Eyjafjördur, tienes una opción rápida por la carretera nº 1, para disfrutar de unas preciosas vistas del valle hasta la zona de Glaumbaer, o mi recomendación que sería bordear toda la costa por la carretera nº 82. Vamos a ir pasando por pueblos y paisajes muy interesantes, acantilados, fiordos y túneles de de un solo sentido en los que hay que ir dejando pasar a los coches que vienen en sentido contrario...

En Hauganes podemos hacer avistamiento de ballenas: Whale Watching Hauganes.



En Dalvik tenemos el embarcadero a la isla de Hrísey, un paraíso ornitológico, y a la isla de Grímsey, el único punto de Islandia que toca el círculo polar ártico (66º 33´ 44´´). El círculo polar delimita el extreno sur del día polar del solsticio de verano, en el que no se pone el sol durante las 24 horas, y la noche polar del solsticio de invierno, en la que no sale el sol durante las 24 horas. 


Pasaremos por Ólafsfjördur y por varios fiordos con paisajes muy bonitos, hasta llegar a Siglufjördur, un punto importantísimo en la antigua industria del arenque, aquí hubo barcos de todo el mundo que venían a cargar arenques y harina de arenque. Esta industria fue gigantesca y muy lucrativa, hasta que se pasaron con la pesca y acabaron con todos los arenques. Y ese fue el final.




Seguiremos bordeando la costa disfrutando de la magníficas vistas del mar de Groenlandia, hasta Skagafjördur, donde abandonamos la costa para ir a la granja museo Glaumbaer, un buen ejemplo de como era la vida en Islandia hace 200 años.



A unos 15kms tenemos Fosslaug, otra de las pozas hidrotermales más curiosas (de las que yo conozco), pequeña y a la orilla del río, y va con el regalo de Reykjafoss, una cascada preciosa y muy ruidosa justo al lado. Tenéis que ir hasta este aparcamiento, y desde ahí dar un paseo de unos 10 minutos hasta la poza y la cascada.



A tiro de piedra tenemos la iglesia de Vidimyrikirkja, otra de las joyas medievales protegidas, con un aspecto vikingo que te lleva a fundirla a fotografías...


Un poco más adelante tenemos la impronunciable Þingeyraklausturskirkja, una curiosa excepción, una iglesia de piedra nada común en Islandia.


Continuando por la costa, encontraremos Hvítserkur, una formación rocosa muy curiosa con forma de rinoceronte. Es una buena excusa para conducir por este camino (algo tortuoso...) e ir costeando por unos bonitos paisajes, y unas zonas perfectas para ver las focas descansando y tomando el sol tranquilamente.


Si tuviera que dormir por esta zona, elegiría Bordeyri, un mini pueblo a la orilla de Hrútafjördur, un sitio super tranquilo y muy bonito donde he podido ver un rorcual aliblanco desde la ventana de mi alojamiento, además de enormes colonias de charranes árticos defendiendo a muerte sus nidos y pollos… será mejor que mantengas la distancia sin entrar en sus zonas de anidación, si no quieres llevarte un par de picotazos….



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